La forma más habitual de disponer de dinero en efectivo consiste en retirarlo de cualquiera de los cajeros automáticos que se encuentran en ciudades y pueblos.
Además, en este tipo de terminales podemos realizar otras muchas funciones relacionadas con nuestras cuentas bancarias. Los cajeros automáticos han dejado de ser una herramienta que sirve sólo para ingresar y retirar dinero del banco. Poco a poco han evolucionado hasta convertirse en pseudokioscos virtuales en los que podemos recargar la tarjeta del teléfono móvil o comprar entradas para el último espectáculo.
Podemos encontrarlos encajados en un muro, fuera o dentro de la oficina bancaria o con forma de mueble y es obligatorio que sean accesibles.
Hablemos de la accesibilidad de los cajeros:
Altura. Los problemas de acceso que presentan este tipo de terminales son, en primer lugar, de altura. Muchas personas de baja estatura o usuarios de silla de ruedas tienen muchas dificultades e incluso les resulta imposible manejar estos terminales, bien porque no llegan a los botones, bien porque no llegan a leer la pantalla o bien porque no pueden acceder a la ranura en la que hay que introducir la tarjeta.
Visión de la pantalla. Por su parte, las personas ciegas o con limitaciones visuales no pueden o tienen problemas para ver las pantallas de estos dispositivos, por lo que les resulta muy complicado operar con ellos. Existen versiones de cajeros con síntesis de voz, pero no están muy extendidos en España. Además, las pantallas de los cajeros situados en el exterior presentan problemas de visión, dependiendo de la incidencia de la luz solar.
Problemas de aprendizaje. También presentan problemas para personas con problemas cognitivos, ya que a veces, y especialmente en los kioscos virtuales, los dispositivos que tienen que manejar los usuarios son excesivamente complejos.
Como pueden mejorarse:
Los elementos de acceso al recinto donde se hallen los cajeros tendrán las dimensiones adecuadas y deben estar convenientemente señalizados.
Se señalizará su presencia y posición mediante pavimento diferenciado táctil y visualmente de 1,20 x 1,20 m, delante del cajero.
Se instalarán en espacios fácilmente identificables, debiéndose permitir un radio de giro, en el lado frontal de manipulación del elemento interactivo de 1,50 m libre de obstáculos.
Los cajeros deben poseer una altura máxima respecto al suelo de 0,85 m. Si dispone sólo de aproximación frontal, la parte inferior, entre 1,20 m y 0,70 m de altura, en una anchura de 0,85 m como mínimo, quedará libre de obstáculos para permitir la aproximación de una silla de ruedas.
La interacción entre el cajero automático y el usuario debe seguir las normas establecidas sobre accesibilidad en la comunicación estableciendo un lenguaje comprensible y claro.
Los botones deberán tener un tamaño suficiente para ser pulsados sin dificultad, poseerán una numeración grande y clara, además de su correspondiente numeración grabada en braille o en relieve.
La pantalla estará colocada a una altura similar a los botones, en un ángulo que evite reflejos, con una ligera inclinación (15 a 30º). Deberá ser visible desde una distancia mínima de 100 mm, no pudiendo existir ningún obstáculo que lo impida.
Las teclas deben transmitir información táctil, visual y sonora para que el usuario pueda localizar la tecla que quiere pulsar y comprobar si realmente ha pulsado ésta. Deben percibirse con el tacto sin que se activen sin voluntad del usuario. Deberán sobresalir ≥ 2 mm de la superficie.
El tamaño mínimo de las teclas debe ser ≥ 10 mm. El teclado numérico estará dispuesto de forma normalizada, señalizándose el 5 con un punto en relieve. El tamaño de rotulación de los números será ≥ 5 mm.
Las bocas de entrada de las tarjetas, deben ser fácilmente localizables visual y táctilmente, por lo que serán de un color contrastado y dispondrán de un borde en altorrelieve que facilite su localización táctil.
Las ranuras de entrada deben diseñarse de forma que sean anchas en su inicio y ejerzan un efecto embudo que dirija con facilidad la tarjeta.